viernes, 14 de octubre de 2011

El surrealismo de la columna salomónica

Mira que he tenido momentos en mi vida en los que una frase ha detenido mi tiempo de razón y ha procurado dar a la incertidumbre un instante de efusiva locura. Pero lo cierto es que hace un par de días un antiguo maestro, no profesor, no confundir, al leer mi obra me dijo lo siguiente: "Andrés, eres como una columna salomónica" a lo que, entre risas e ignorancia respondí,"¿En qué me parezco a una columna salomónica?" Y mi maestro me concluyó " En que ambos sois tan sumamente retorcidos, que fácilmente dos culebras podrían serpentear vuestras siluetas hasta llegar a la cúspide" entender el significado real de su mensaje e ironía me hizo perfectamente entender a que tipo de retorcimiento se estaba refiriendo.

Ese afán de innovar, de transformar una palabra en una estrofa y de recargar sensaciones con adjetivos exóticos hacen de mis poemas una fuente salomónica de retorcimiento subjetivo del léxico y de la sintáxis. Analizar mi poesía de manera exhaustiva es a mi ver una manera de lo más extraña de gastar el tiempo pues mis excusas rebuscadas no van a permitir que nada tenga una explicación lógica de la aparición de cosas que no deberían aparecer.

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