jueves, 18 de octubre de 2012

Me llaman el presentador...

Desde hace mucho, tal vez desde mis primeros pinitos en el teatro Europa, me he quedado prendado de esa sensación abrumadora, esencia escondida en el aplauso de un público admirador. Puede parecer extraño, pero me encanta la difusión de la cultura siempre y cuando sea mediante el diálogo instantáneo entre un ponente y un teatro. Algo natural... Un duelo en desigualdad discriminada...

En Informática ya tuve que hacer una sobre virus informáticos, cuando presenté mi libro al público otra, en la jornada de las puertas abiertas, en las jornadas TIC (de la que ya haré una reseña) y por último en el Ágora de Cosmocaixa, en Madrid.

Resulta que, FitoAtocha, el proyecto que habíamos construidos entre todos los alumnos de primero de Bachillerato del colegio Salesianos de Atocha fue finalista en la feria de la ciencia de Ciencia en Acción. Nos pidieron a los alumnos participación, y no sé porqué sentí la necesidad irrefrenable de acudir allí. El caso es que el viernes fui con nerviosismo y ansiedad a lo desconocido. Estábamos en nuestro están, solos y mirando de reojo a la presencia fantasmal del jurado que poco a poco se nos acercaba

De repente me asignaron realizar la presentación, y de hecho la hice con el mejor de los gustos y con una sonrisa entre los labios. Parece que al jurado le gustó y nos pidieron que el sábado realizáramos la presentación del proyecto en el vestíbulo de la entrada central del museo. Todo un éxito la verdad. Tuvimos la posibilidad de conocer los proyectos de todos los que, por pleno derecho, estaban allí.



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