Hace ya años sorprendí -o acaso fui yo el más sobresaltado- en un vagón de metro a mi profesora de filosofía con la capucha de una estilográfica entre dientes y anotando su libreta con emanaciones seguramente extraídas del libro sostenido entre sus muslos de gorrión. De tal encuentro surgió una recomendación que solo ahora entiendo cómo puede dar soporte a lo que ya pensaba: una lectura desenfada y poéticamente convulsa de Rizoma -escrito por Gilles Deleuze y Félix Guattari-.
Rizoma es poesía como multiplicidad inigualable, punto medio del crecimiento de la hierba visionada a este lado del Atlántico y tangencia de toda función lingüística sin mesetas. El árbol de la vida tiene salvoconductos -víricos, fundamentalmente, de rama a rama y a rama,- que dificultan la asignación filogenética de las categorías o especímenes. Que todo solape por la imagen de pensamiento y el nivel de sensación que desbordan las palabras es suficiente para que nosotros, insectos redondos, devoremos con definición las raíces de este tronco hueco y adorado que aparentemente nos cobija; si nos urge la verdad. ¿Cómo uno elige descarriar hacia lo uno y lo otro si todas las veces tenía los pies entre las vías de una comunicación abandonada?
Rizoma es aplicar presión a un punto y saber cómo se transfigura en tenues líneas siempre conectadas con el resto de dimensiones, alcanzar el centro de las cosas por su sombra o pestilencia y predecir lo que deja la realidad por conocer. No arranquemos el cuajo del arbusto del Bien y el Mal como niños de Nietzsche, como Rimbaucitos recién salidos del infierno, como Humanos que saben la verdad sobre las nubes; pensemos simplemente que es posible y que al final, nos habremos sentido en alguna opinión sobre este mundo sin realeza.
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jueves, 15 de octubre de 2015
martes, 20 de agosto de 2013
DE UNA NIÑA DE PROVINCIAS QUE SE VINO A VIVIR EN UN CHAGALL

Todas las inquietudes y formas de expresión que tanto trabajo me lleva plasmar sobre un papel con una soltura implacable, con la aurora y el sucedáneo de abstracción del mundo, el rozar con las uñas, y no con los dedos, los vapores de la atmósfera; son magistralmente llevadas a lírica por esta poetisa. Texto, cabe citar, galardonado en 1980 con el premio Adonáis de poesía y que venía a romper con la, en mi opinión, aburrida toma de conciencia locamente calmada que no llega a ninguna parte descendida desde los crispados años cincuenta.
Era necesario que los jóvenes se deshicieran de las trabas creadoras y se soltaran el moño, y ella lo consigue abriendo el camino a todo un nuevo mundo de posibilidades. Golpes a diestro y derecho de irracionalidad puramente metalingüística que se comban sobre sí mismos hasta asomar la cabeza del alfiler la imagen onírica. No puedes hidratar la ceñidamente roja espira que expeles por la glándula y borbota en las paredes de la piel... No puedes coger aire, no puedes. Como una tormenta de árboles, ramas y autores, el drama de las drogas cae de súbito en las manos de un lector desconcertado que no puede más que imaginar las locuras soñadas por una mujer que vive completamente enajenada por la realidad.
martes, 6 de agosto de 2013
Crítica al surrealismo

- No soporto que me miren... las zapatillas cuando me lavo los dientes...unos pianos de jengibre que hornean en la boca... me saben a sobras de ropa...
Así jugábamos a la escritura automática en un partido de tenis sin reglas aparentes donde uno escribía lo que quería hasta donde quisiera y el otro debía continuar, si gustaba, con el mismo procedimiento.
Y surgió un tema que inundaba las primeras entradas de este blog, pero que dejé relegado por completo, el Surrealismo. Es obvio que el arte se desentendió de la estética en el momento en que se convirtió en un arma comunicativa entre un emisor deseoso de expresión y un receptor conmovido en la manera que pretendía el artista más que por el gusto a las bellas formas, por el conceptualismo subyacente; dejando en un segundo plano la calidad visual, podríamos decir, ante el evidente fracaso del intento de integración del postmodernismo en la vida cotidiana. Pero eso es algo que quiero investigar por mi cuenta más adelante.
Debatimos en tal caso la simpleza de los que se llaman surrealistas y abstractos, escribiendo cosas que cualquiera podría escribir investigando su valor. Ella escribió:
La alambrada de cartón de la ciudad se deteriora sobre los cantos dorados que presionan el suelo de hierro rajando las ramificaciones de la crudeza que anida sobre nidos de lino verde...
Y, tal vez, un incauto crítico que no viera ni el ejercicio de escritura aleatoria ni el firmante del texto, cabiendo la posibilidad de pertenecer a un grande, podría aventurarse a trazar relaciones de materiales de construcción con la vida confrontada entre el mundo rural y urbano, se me ocurre, pensando que el poema ha de tener obligatoriamente un sentido, y por ende, un valor. Puede que nada tenga sentido en el arte y la estética, que todo sea relativo y nadie tenga la potestad de establecer un decálogo de criterios para la percepción de lo bello. O puede que esté ante un portento desconocido de la lírica... De nada estoy seguro, y solo me limito a recordar la experiencia para haceros reflexionar racionalmente acerca del real valor del arte y la ausencia actual de artistas reconocidos. Nada más.
miércoles, 19 de junio de 2013
Sugestiones poéticas
Uno de los grandes. Como ya sabéis, mi pasión por la obra y pensamiento de Salvador Dalí es inmensa. Suerte de ser chulapo, de vivir aquí y de poder disfrutar de la exposición que nos brinda el Reina Sofía y que recomiendo encarecidamente.
Una cola tórrida de extranjeros y personal de información se extendía hasta el edificio de al lado. Menos mal que mi padre está suscrito a un seguro que nos hacía ser preferentes y pasar antes que nadie, con todo el morro del mundo, a las instalaciones con aire acondicionado. Pasamos, que iba con dos amigos, realizamos desordenadamente un recorrido por su obra, tal vez no nos importara pasar repentinamente del cubismo al surrealismo y a los horrores de la guerra. Y tener ahí delante
cuadros que jamás pensé que podría ver en primicia es una experiencia grandiosa.
Ver detalles, los trazos a contraluz que delataban una obra humana y no una fotografía. Tener la capacidad para hacer zum con una curvatura de la espalda, ¡qué fantástico! Los cuadros más famosos: "La persistencia de la memoria", "El gran masturbador", el imposible de nombrar, "Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes de despertar" allí estaban. Las películas, su ego como protagonista, los poemas de Lorca, su "amistad", incluso algunos anuncios en los que tomaba partido. La exposición era muy amplia, no sé si habría unas 200 obras. Lo divertido era hacérselas de cultivado recopilando informaciones que iban soltando los guías a las excursiones, había muchas y de cada una se aprendía una cosa.
Cada sala era cuidadosamente custodiada por un agente de seguirdad impotente, seguro que éstos, saben más de Dalí que nadie.Salí con la sensación de haber charlado con él de nuestras sugestiones poéticas, de haber leído sus cartas y de haberle escrito las mías. Supongo que los locos tenemos algunas licencias.
domingo, 16 de junio de 2013
La loca paradoja

¿Cómo uno puede darse a justificación si al hacerlo, se niega así mismo porque lo que le acontece es injustificable? ¿Cómo un loco puede librarse de la locura si al hacerlo no hace más que ratificarse así mismo como enajenado mental, por considerarse que éste, en sí, es incapaz de ver la realidad y por tanto todo lo que diga se va a categorizar como mentira?
Se convierte así en una cadena de tortura de la que no se puede escapar, una losa, un grillete que se superpone a la voluntad y minimiza todo intento de ser entendido, originándose así la llamada saga de los incomprendidos. Todos los seres humanos tenemos algo de egocéntricos, es natural. Consideramos nuestras opiniones las válidas, nuestras decisiones las correctas y nuestros valores los universalmente aceptados, y solo muy de vez en cuando aparecen la aceptación de la culpa y lo erróneo. Es una terrible maldición que se adueña de las almas de los jóvenes enamorados que no se pueden justificar sin caer en el aborrecimiento por parte del ser amado. Y nunca caerá la breva, ni permitiré que se considere esta justificación una excusa de algo superior e inabarcable, estar enamorado.
viernes, 14 de octubre de 2011
El surrealismo de la vanguardia
¿En qué momento de la literatura se relegó la prosa poética a la lírica clásica y natural? Demasiadas impresiones y nuevas tendencias fueron creadas por las arduas contiendas militares sobre el mundo de los cuarenta.
Tal vez, pensará el sensato, que tan pronto como venga la rima morirá. Pero yo pienso en el ciclo de la eterna gallina como su resurrección entre los cenicientos polvos del olvido. Soy demasiando perfeccionista para ignorar el impulso que mi voz interior me arroja para que enlace los sonidos, y eso no lo puedo evitar.
El surrealismo de la columna salomónica
Mira que he tenido momentos en mi vida en los que una frase ha detenido mi tiempo de razón y ha procurado dar a la incertidumbre un instante de efusiva locura. Pero lo cierto es que hace un par de días un antiguo maestro, no profesor, no confundir, al leer mi obra me dijo lo siguiente: "Andrés, eres como una columna salomónica" a lo que, entre risas e ignorancia respondí,"¿En qué me parezco a una columna salomónica?" Y mi maestro me concluyó " En que ambos sois tan sumamente retorcidos, que fácilmente dos culebras podrían serpentear vuestras siluetas hasta llegar a la cúspide" entender el significado real de su mensaje e ironía me hizo perfectamente entender a que tipo de retorcimiento se estaba refiriendo.
Ese afán de innovar, de transformar una palabra en una estrofa y de recargar sensaciones con adjetivos exóticos hacen de mis poemas una fuente salomónica de retorcimiento subjetivo del léxico y de la sintáxis. Analizar mi poesía de manera exhaustiva es a mi ver una manera de lo más extraña de gastar el tiempo pues mis excusas rebuscadas no van a permitir que nada tenga una explicación lógica de la aparición de cosas que no deberían aparecer.
Ese afán de innovar, de transformar una palabra en una estrofa y de recargar sensaciones con adjetivos exóticos hacen de mis poemas una fuente salomónica de retorcimiento subjetivo del léxico y de la sintáxis. Analizar mi poesía de manera exhaustiva es a mi ver una manera de lo más extraña de gastar el tiempo pues mis excusas rebuscadas no van a permitir que nada tenga una explicación lógica de la aparición de cosas que no deberían aparecer.
domingo, 2 de octubre de 2011
El surrealismo de la rosa vanguardista
Puedo adelantar de antemano que mis conocimientos en historia del arte son muy, bastante e increíblemente escasos tirando a inexistentes. Pero por qué no poder expresar mi punto de vista desde la sinceridad y humildad en la opinión.
Si me preguntaran qué es el arte surrealista para mí, diría, a sabiendas de mis errores y excusas, que es un movimiento del arte que surge para intentar alcanzar los medrosos recovecos ocultados de la realidad inscritos en el subconsciente humano y al que solo se puede palpar mediante el psicoanálisis.
Cuando veo un cuadro de Dalí o de Magritte analizo cada elemento por separado y pienso que si aparece el retrato de un hombre, la continuación más surrealista a este elemento sería una manzana ocultando su rostro. Soy incapaz de establecer una relación lógica entre los elementos del cuadro, es así como defino a un cuadro surrealista. Cuando el caso es el contrario, en el que yo mismo me dispongo a dibujar un cuadro de movimiento surrealista comienzo siempre con un huevo central, y a partir de este punto divago a las cosas menos relacionadas con este elemento sacando una multitud de ramas surrealistas no relacionadas con el primer elemento, cuando añado un elemento que si está relacionado con la primera figura que he dibujado considero que mi obra está finalizada.
Cuando veo un cuadro de Dalí o de Magritte analizo cada elemento por separado y pienso que si aparece el retrato de un hombre, la continuación más surrealista a este elemento sería una manzana ocultando su rostro. Soy incapaz de establecer una relación lógica entre los elementos del cuadro, es así como defino a un cuadro surrealista. Cuando el caso es el contrario, en el que yo mismo me dispongo a dibujar un cuadro de movimiento surrealista comienzo siempre con un huevo central, y a partir de este punto divago a las cosas menos relacionadas con este elemento sacando una multitud de ramas surrealistas no relacionadas con el primer elemento, cuando añado un elemento que si está relacionado con la primera figura que he dibujado considero que mi obra está finalizada.
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