Hablando de los distintos niveles
de organización de la materia, cometí el grave error de caer en el
reduccionismo, no incorporando un concepto tan magnífico como desbordante en
mis interpretaciones de la realidad, la propiedad emergente. El corte
conceptual se establece en tanto que en su conjunto los incontables matices
individuales de la base inferior hacen erupcionar una propiedad potencial,
latente, que se manifiesta solo en el estrato considerado. Así una célula es
funcionalmente superior a la suma de sus estructuras subcelulares, pues posee
una propiedad emergente que no poseen esencialmente ni los orgánulos, ni las
proteínas, ni las membranas, la vida.
Las
nuevas realidades surgen de la mitosis diferenciada de una entidad anterior que
agrupa su concepto peculiar íntimamente embutido en su entorno semántico de la
forma más convencionlamente entendida. Cuando mayoritariamente por consenso se
acepte universalmente un elemento discernido, estaremos hablando de un objeto
con propiedades esenciales. Si este cuerpo sistemático es lo que es por lo que
es el nivel inferior que lo conforma, hablaremos de características emergentes
que no poseen sus partes por separado.
La
biología de sistemas estudia las interferencias de cada una de estas fracciones
de conmpendio que puedan provocar alteraciones a rasgo macroscópicamente visible
y perceptible. Mi regio determinismo poco a poco va dejando entrever el recodo
de la teoría caótica de lo imprevisiblemente subyacente de la infinitud de puntos inabarcables. Puede que el ser se reduzca a la inferioridad, o tal vez,
a sus propiedades novedosas.
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