Hablar de la visión retórica de
los sofistas, el repudio de los socráticos, ayudar a orientar el alma en busca
de la verdad. La entrega de unos instrumentos sin saber cómo se utilizan y su
revuelta hacia la injusticia y la maldad son algunos de los peligros acarreados
por una educación exclusivamente práctica y laboral sin tener en cuenta las
pretensiones aspirantes a la absoluta realidad ausente completamente de la
mentira que vivimos y que hemos impuesto a nuestro espíritu.
Persuadir
es un ejercicio distintivo de los grandes oradores que son capaces de hacer
sentir que empatizan en tal grado con su público que pueden trasvasar así sus ideas en las Trompas de Eustaquio de sus oyentes. Las mentes más débiles son las más propensas a modificar
sus pensamientos por la palabra de los inquisidores. Persuadir es hablar en
primera persona del plural y buscar el apoyo de la comunidad para fortalecer
una ideología perdida y no útil, en un principio, que se proclama mesiánica
cuando llega el momento en el que la mayoría decide tomar seriamente suyo el
discurso.
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