sábado, 31 de mayo de 2014

Inutilidad y prejuicio

Ansias de compresión, tácita, como siempre; se me ocurrió dedicar, entre las entregas poéticas y culturales que me alcancen, una calle de mi laberinto mental a uno de los sistemas de conocimiento más humanamente sincréticos, la Antropología, para tratar de entender a nuestra especie, y si puedo, comprenderme a mí mismo.

Liberarse de todo prejuicio, como la tarea imposible y preparatoria para embarcarse en esta empresa, supone no considerar livianamente la diferencia entre morales y prácticas culturales que podemos encontrar diametralmente antagónicas a lo largo del globo terráqueo como causa inescrutable de absurdo desentendimiento. Solo podemos comprometer nuestro buen propósito de procurar que nuestras ideas, de cualquier naturaleza, no influyan en nuestro juicio rectamente científico; distinguiendo entre las visiones etic y emic.

Ampliar tus miras, relegar a un plano último la teoría de que tu pueblo sea el elegido por la deidad pujante del momento para encarnar sus dogmas y la conducta considerada estrictamente como "buena", aprender a ser tolerante, en definitiva; son algunos de los beneficios que parecen estar mostrándome los libros que tratan al animal más inteligente del mundo como un objeto más de estudio.

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