jueves, 16 de julio de 2015

A quienes canse la poesía por abstrusa

A quienes me han confesado que el epicentro de su desafección por la poesía se debate en términos del desentendimiento:

El primer y más hondo error sería considerar que, sin autoengaño, la emoción más vibrante no puede habitar la expresión incomprensible (por darse en un lenguaje que no caminamos) y exigir que deba haber necesariamente explicación en la degustación y en el sabor más misterioso y agradable que nos devore.

No creo sinceramente que nadie que escuche el cuarto movimiento de la novena sinfonía de Beethoven (movimiento magno y coral) haga permanecer su espíritu completamente imperturbable, con independencia de comprender el alemán decimonónico de Schiller. Para muchos, esto nos revela que la perforación del alma se aleja mucho de la académica interpretación de un texto en tanto que su entorno de desenvoltura (la orquesta, para el caso) ofrece un nivel de sensación superior. Análogamente viven nuestros poemas, radicando la diferencia en que el lenguaje utilizado aparentemente es comprensible por constituirse de palabras y formas similares a las cotidianas de nuestra comunicación. Este es el segundo y derivado error que nos involucra.

Nos duele no descubrir la verdad de algo manifestado en símbolos conocidos. Sería un gran avance entender que un "buen y críptico" poema puede producir igualmente grandes sensaciones al ser el lenguaje poético tan distinto (para un inepto en idiomas como yo) del castellano escrito, como éste del alemán romántico. Todo recaerá, por tanto, en lo abierta que llevemos tal día la sensibilidad, como ya dije, sin caer en la "automentira".

Para la música y letra, en inglés y alemán:


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