lunes, 12 de octubre de 2015

A ver si funciona

Me niego, en creencia y a mí mismo, que podamos asimilar erróneas ideas -que las hay cuando te autoengañan- si te ves envuelto en ellas más de veinte días. Seguiré siendo abstemio, me reitero, porque no me gustan ni la amargura, ni la perturbación cognitiva, ni la facilidad visionaria que disfrutaron algunos de mis admirados poetas. Seguiré aceptando también que Amor es una forma fuerte de existencia, a pesar de las desventuras de mi entorno.

Como diría Heráclito: "lo único constante es el cambio" y es natural -además de necesaria- la crisis del paradigma cada cierto tiempo. A veces es la ciencia la agraciada y se enriquece y ramifica, a veces es la moral de cada uno la zarandeada y es aquí donde empiezan los conflictos personales y generacionales.

Dejamos de entablar relaciones sentimentales con los ojos y manos puestos en su mantenimiento y pulido, para pasar a intentar contactos hedonistas "a ver si funcionan" -algo mucho más vago y sencillo, pero más inmediatamente placentero-. Sería un error utilizar esta libertad de sentimiento sin la responsabilidad que conlleva preocuparse por la sensibilidad de quien nos acompaña; sin el propósito de trazar juntos un camino, aunque sea el más problemático y difícil de resolver, acabe donde acabe.


¿Acaso eran tiempos de mayor atadura y consentimiento? ¿Eran otros tiempos de miedo a perder la honra o algo peor? ¿Es la nueva era una completa equivocación desprovista de autoridad? Será que soy una reliquia, que me gustan otras épocas, que leer "Un mundo feliz" me cambió la vida... pero no puedo negarme que soy el producto de una relación construida desde el amor más verdadero que he encontrado. Mis padres, dentro de una semana, llevarán 35 años de matrimonio.

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